LOS SECRETOS DE LA GUADUA


 LOS SECRETOS DE LA GUADUA 

FORMATOS PARA LA CONSTRUCCIÓN EN GUADUA

 

La guadua es un material fascinante para la construcción, caracterizado por su flexibilidad, resistencia y versatilidad. Sin embargo, para aprovechar al máximo sus propiedades, es fundamental tener en cuenta sus requerimientos estructurales y espaciales. Al tratarse de un material orgánico, presenta una serie de características que lo hacen único, como su estructura anisotrópica. Esto significa que sus dimensiones no son uniformes a lo largo de su longitud, sino que varían según el lugar en el que se mida y la variedad de guadua en cuestión.

A pesar de que la guadua puede parecer un cilindro perfecto a simple vista, en realidad es un material cónico. Este hecho es importante porque influye en cómo se utiliza en la construcción. A medida que la guadua crece en altura, su diámetro se reduce, lo que afecta sus aplicaciones dependiendo de la sección del culmo de la que estemos hablando. Este cambio en el diámetro, junto con la variación en el grosor de sus paredes, permite clasificar la guadua en diferentes partes que poseen características específicas para usos distintos.

La primera parte del culmo es la cepa, que se encuentra entre los 0 y 4 metros de altura. Es la parte más cercana a la raíz y, por tanto, la que presenta la mayor variación en el diámetro. Los entrenudos en esta sección son cortos, con una distancia de menos de 20 cm entre sí, lo que da lugar a una reducción drástica en el grosor del culmo. Esta sección es robusta y tiene aplicaciones específicas en la construcción debido a su fortaleza. A pesar de su resistencia, el uso de la cepa es menos frecuente en comparación con otras secciones de la guadua.

La siguiente sección es la basa, que se encuentra entre los 4 y 12 metros de altura. Esta es la parte más utilizada en la construcción, ya que ofrece un diámetro estable de entre 10 y 14 cm, con un grosor de pared que oscila entre 1,5 y 2 cm. Las guaduas de esta sección son perfectas para estructuras principales como vigas, columnas y diagonales, lo que la convierte en la parte más valorada del culmo por su consistencia y resistencia estructural.

Luego, encontramos la sobrebasa, que se extiende entre los 12 y 16 metros de altura. Aunque su diámetro es menor, con un grosor de pared cercano a 1 cm, sigue siendo útil en ciertos contextos. Su uso es más limitado en comparación con la basa, pero sigue siendo esencial para elementos estructurales menores como correas y divisores, así como para detalles decorativos. El equilibrio entre ligereza y resistencia hace que la sobrebasa sea ideal para aplicaciones específicas que no requieren tanta carga estructural.

Más arriba en el culmo encontramos el varillón, que abarca entre los 16 y 21 metros de altura. A esta altura, el diámetro de la guadua se reduce considerablemente, llegando a medir entre 10 y 6 cm con paredes de menos de 1 cm de grosor. Debido a estas características, su uso estructural es limitado, aunque puede ser útil si se agrupa en nódulos para formar columnas. Sin embargo, el varillón se utiliza principalmente con fines decorativos y en la creación de artesanías, ya que su ligereza lo hace ideal para estos propósitos.

Finalmente, las ramas apicales conforman la parte superior del culmo. Estas ramas son las más delgadas y frágiles, lo que las hace inapropiadas para cualquier uso estructural. Su aplicación está limitada a trabajos artesanales ligeros debido a su escasa resistencia. A pesar de esto, las ramas apicales siguen siendo valiosas para la creación de productos decorativos y otros proyectos artísticos.

Además de las diferentes secciones del culmo, la guadua se presenta en diversos formatos comerciales para la construcción. Cada uno de estos formatos tiene implicaciones espaciales que deben considerarse cuidadosamente al diseñar y planificar proyectos arquitectónicos. Los constructores experimentados en bioconstrucción saben aprovechar al máximo estas variantes para adaptarlas a las necesidades específicas de sus obras.

Uno de los formatos más comunes es la guadua rolliza, que se utiliza sin mayores modificaciones. Esta forma conserva todas las propiedades naturales del material y es ideal para estructuras que requieren alta resistencia. Sin embargo, el tamaño y la longitud de cada pieza deben calcularse con precisión para garantizar que se ajuste a los requerimientos estructurales del proyecto.

También existen las guaduas chancadas, que se obtienen al aplastar longitudinalmente el culmo. Este formato es útil en proyectos donde se necesita una mayor flexibilidad o cuando se requiere reducir el peso total de la estructura. La guadua chancada permite crear revestimientos ligeros o elementos decorativos sin comprometer la estabilidad de la construcción.

Otro formato utilizado en la bioconstrucción es la guadua laminada, en la que las fibras de guadua se procesan para crear láminas que pueden emplearse como paneles o estructuras planas. Este tipo de material es especialmente valioso en construcciones modernas, ya que combina las ventajas del bambú con una apariencia más uniforme y controlada. Las láminas de guadua se usan en aplicaciones tanto interiores como exteriores debido a su versatilidad.

Cada uno de estos formatos tiene sus propias ventajas y limitaciones, por lo que es crucial seleccionar el adecuado en función de las necesidades del proyecto. Las características espaciales y estructurales de la guadua exigen un conocimiento profundo del material para sacar el máximo provecho de sus propiedades naturales. De esta manera, se puede lograr una arquitectura sostenible y eficiente utilizando uno de los recursos más ecológicos y abundantes disponibles.

La guadua es un recurso renovable con un impacto ambiental significativamente menor que otros materiales de construcción convencionales. Esto la convierte en una opción ideal para proyectos de bioconstrucción, donde la sostenibilidad es una prioridad.

 


 

 

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